LA MANCHA
“El alma nace vieja y rejuvenece, esa es la comedia de la vida. El cuerpo nace joven y envejece, esa es la tragedia de la vida”. OSCAR WILDE Era un día como cualquier otro. Nada en particular que cambiara su rutina, excepto... por esa horrible mancha en la pared que apareció esa mañana a la izquierda del reloj de péndulo. En cuanto la advirtió, María se escandalizó. Ella siempre tan ordenada, no podía permitir algo así. Esa muchacha le había colmado la paciencia. Sonia acudió inmediatamente al llamado, preguntándose qué había hecho ahora. Siempre estaba regañándola por algo; aún siguiendo todas las órdenes al pie de la letra, esa mujer siempre encontraba una excusa para descontarle algo de su miserable sueldo. Su mirada demostraba temor a una suspensión o lo que podía ser peor, a un despido. María estaba enrojecida a causa de la ira pero no podía intuir cual era la razón de su mal carácter. Luego de soportar sus gritos y mirar hacia la dirección que le señalaba con la mano, o